domingo, 23 de mayo de 2010

Los comunistas de Porto Davos.

En la última década, Davos y Porto Alegre han surgido como las ciudades mellizas de la globalización. En Davos, las instalaciones suizas exclusivas de esquí, la élite global de directores de empresas, hombres de estado y personalidades mediáticas, se reúnen bajo una fuerte protección policial, intentando convencernos a nosotros (y a sí mismos) de que la globalización es su mejor remedio. En la ciudad sub-tropical brasileña de Porto Alegre, la contra-élite del movimiento antiglobalización se reúne, intentando convencernos a nosotros (y a sí mismos) de que la globalización capitalista no es nuestro destino; como dice su eslogan oficial, “otro mundo es posible”. Ultimamente, sin embargo, las reuniones de Porto Alegre parecen haber perdido su ímpetu. ¿Dónde fueron las brillantes estrellas de Porto Alegre?
¡Como mínimo algunas de ellas se fueron a Davos! Es decir, más y más, el tono predominante de las reuniones de Davos viene del grupo de empresarios que el periodista francés Oliviar Malnuit menciona irónicamente como los “comunistas liberales” (esto es, “liberal” en el sentido europeo de pro-mercado) que no aceptan ya la oposición entre “Davos” (capitalismo global) y “Porto Alegre” (los nuevos movimientos sociales y su alternativa al capitalismo global). Afirman que podemos tener la tarta global capitalista (prosperar como empresarios con beneficios) y a la vez comérnosla (apoyar las causas anticapitalistas de responsabilidad social, preocupaciones ecológicas, etcétera). No se necesita Porto Alegre, dicen, ya que Davos en sí puede convertirse en Porto Davos.
¿Y quiénes son estos comunistas liberales? La banda de los sospechosos habituales: Bill Gates y George Soros, los CEOs de Google, IBM, Intel, eBay, así como filósofos de la corte como Thomas Friedman. Lo que hace interesante la ideología de este grupo es que se está volviendo indistinguible de la de Antonio Negrí, quien ha alabado el capitalismo digital postmoderno; el cual, según Negrí, se está convirtiendo en algo imposible de distinguir del comunismo. Según los cálculos de Negrí, ambas vieja Derecha -con sus ridículas creencias en la autoridad, el órden y el patriotismo parroquial- y vieja Izquierda -con su gran Lucha contra el Capitalismo- son los auténticos conservadores de hoy, totalmente fuera de onda de las nuevas realidades cuando combaten en sus teatros de sombras. El significante propio de esta nueva realidad de al neolingua del liberal comunista es “listo”. Listo significa dinámico y nómada en oposición a la burocracia centralizada; diálogo y cooperación contra la autoridad central; flexibilidad contra la rutina; cultura y conocimiento contra la vieja producción industrial; e interacción espontánea contra las jerarquías fijadas.
Bill Gates -magnate del software y filántropo-, es el icono de lo que llamó “capitalismo sin fricción”, la sociedad post-industrial en la que somos testigos del “fin del trabajo”, en que el software está venciendo al hardware y donde el jóven empollón sustituido al gerente con traje. En el nuevo cuartel general de la compañía, hay poca disciplina externa, y los (ex)hackers dominan el terreno, con largas jornadas y disfrutando de bebidas gratis en entornos de peluche. A este respecto, es una característica crucial de Gates como icono que es (percebido como) el ex-hacker que “lo consiguió”. A nivel fantasmático, la noción subyacente aquí es que Gates es un hooligan subversivo y marginal que ha tomado el control y se viste como un directivo respetable.
Los comunistas liberales son grandes ejecutivos reformando el espíritu de la lucha, o por decirlo de otra forma, individuos contraculturales que tomaron el control de las grandes corporaciones. Su dogma es una versión nueva, postmodernizada, de la mano invisible de Adam Smith: el mercado y la responsabilidad social no son opuestos, pueden utilizarse juntos para un beneficio mutuo. La colaboración con los empleados, el diálogo con los clientes, el respeto por el medio ambiente y los tratos transparentes son ahora las claves para un negocio exitoso.
Como comunistas liberales son pragmáticos, odian la ideología. No hay una Clase Trabajadora única explotada hoy, tan sólo problemas concretos que hay que ser resueltos, tales como el hambre en África, la situación de las mujeres musulmanes o la violencia religiosa fundamentalista. Cuando hay una crisis humanitaria en África (y los comunistas liberales aman las crisis humanitarias, ¡sacan lo mejor de ellos!), en lugar de emplear una retórica anti-imperialista, consideran que deberíamos analizar qué es lo que realmente resuelve el problema: “contratar” a la gente, a los gobiernos y a los negocios dirigiendolos hacia una empresa común, aproximarse a la crisis de formas creativas y no convencionales, y no preocuparse sobre las etiquetas.
Los comunistas liberales también aman el Mayo del 68. ¡Qué explosión de energía juvenil y de creatividad! ¡Cómo hizo temblar los confines de un órden burocrático anquilosado! ¡Qué ímpetu le dio a la vida económica y social después de que desaparecieran las ilusiones políticas! Y aunque han cambiado desde entonces, no se han resignado a la realidad; han cambiado para cambiar el mundo, para revolucionar nuestras vidas. ¿No dijo Marx que todas las revueltas políticas palidecieron en comparación con la invención de la máquina de vapor en cuanto a la forma en que cambió nuestras vidas? ¿Y no diría Marx hoy: qué son todas esas protestas contra el capitalismo comparadas con el Internet?
Por encima de todo, los comunistas liberales se ven a sí mismos como verdaderos ciudadanos del mundo, buena gente que se preocupa. Se preocupan por los fundamentalistas populistas y las corporaciones codiciosas e irresponsables. Ven las “causas profundas” de los problemas de hoy, la masiva pobreza y la falta de esperanza que engendra el terror fundamentalista. Así que su objetivo no es ganar dinero, sino cambiar el mundo (y de esta manera, como un producto lateral, ganar más dinero todavía).
El truco, por supuesto, es que para poder dárselo a la comunidad primero lo tienes que coger (o como ellos dicen, crearlo). El fundamento de los comunistas liberales es que, para poder ayudar realmente a la gente, tienes que tener los medios para hacerlo. Y como la experiencia nos enseña, esa experiencia del fallo lúgubre de todos los estados centralizados y las aproximaciones colectivistas, la iniciativa privada es de lejos la forma más eficiente. Así que si el estado quiere regular sus negocios o ponerles demasiados impuestos, está de hecho socavando su objetivo oficial (hacer mejor la vida para la gran mayoría, ayudar a aquellos que lo necesitan).
Los comunistas liberales no quieren ser sólo máquinas de generar beneficios: quieren que sus vidas tengan un significado más profundo. Están en contra de las viejas religiones y a favor de una espiritualidad sin confesión (¡todo el mundo sabe que el Budismo presagió las ciencias de la mente, que el poder de la meditación puede medirse científicamente!). Su consigna preferida es la responsabilidad social y la gratitud: son los primeros en admitir que la sociedad fue increíblemente buena cone llos dejandoles desplegar su talento y amasar riquezas. Y después de todo, ¿cuál es el objetivo del éxito si no es ayudar a la gente?
Sin embargo, ¿hay algo de nuevo en todo esto? ¿Qué hay del viejo Andrew Carnegie, que empleaba un ejército privado para suprimir brutalmente el trabajo sindicado y después distribuía una gran parte de su fortuna para causas educativas, artísticas y humanitarias, probando que, aunque fuera un hombre de hierro, tenía un corazón de oro? Del mismo modo, los comunistas liberales de hoy en día dan con una mano lo que antes quitaron con la otra.
Esto es lo que hace a una figura como Soros tan problemática éticamente. Su rutina diaria es una mentira personificada: la mitad de su tiempo de trabajo lo pasa dedicado a especulaciones financieras y la otra mitad a actividades humanitarias (financiando actividades culturales y democráticas en los países post-Comunistas, subvencionando el movimiento en EEUU para obtener dinero público a través de elecciones privadas, acuñando términos peyorativos como “fundamentalistas del libre mercado”), que finalmente combaten los efectos de sus propias especulaciones. De forma parecida, las dos caras de Bill Gates: un cruel hombre de negocios que destruye o compra a sus competidores y busca un monopolio virtual, usando todas las trampas sucias posibles para obtener sus propósitos… y el mayor filántropo en la historia de la humanidad.
En la ética del comunista liberal, la persecución despiadada del beneficio se contrarresta a través de la caridad: esta es hoy la máscara humanitaria que se esconde tras la explotación económica subyacente. En un chantaje de proporciones gigantescas, los países desarrollados están “ayudando” constantemente a los no desarrollados (créditos, ayudas, etcétera), evitando por tanto la cuestión central; es decir, su complicidad y co-responsabilidad por la situación miserable de los no desarrollados.
Y lo mismo sucede con la oposición entre las aproximaciones “lista” y no-”lista”. Aquí la noción clave es la subcontratación. Subcontratando, exportas el (necesario) lado oscuro; salarios bajos, prácticas laborales duras y polución, a lugares no-”listos” en el Tercer Mundo (o lugares invisibles dentro del propio Primer Mundo). El sueño definitivo de los comunistas liberales es en sí exportar a la clase trabajadora en sí a las fábricas explotadoras invisibles del Tercer Mundo.
La filósofa marxista francesa Etienne Balibar, distingue las dos formas opuestas pero complementarias de violencia excesiva en el mundo de hoy: la violencia objetiva “estructural” que es inherente a las condiciones sociales del capitalismo global (es decir, la creación “automática” de individuos excluídos y dispensables, los desempleados, los que no tienen seguro, los sin techo), y la violencia subjetiva de los nuevos fundamentalismos étnicos y/o religiosos. Mientras que combaten la violencia subjetiva, los comunistas liberales son en sí los agentes de la violencia estructural que crea las condiciones para tales explosiones de violencia subjetiva. Precisamente dado que los comunistas liberales quieren resolver todos estos problemas secundarios respecto al funcionamiento del sistema capitalista global -para hacerlo “carente de fricciones” para sus maquinaciones-, son la personificación directa de lo que hay de erróneo en el sistema.
Dentro de cualquier alianza táctica necesaria que uno tenga que hacer con los comunistas liberales al combatir el racismo, el sexismo o el oscurantismo religioso, deberíamos recordar: los comunistas liberales son el enemigo de toda lucha progresista hoy en día.

Slavoj Žižek

____________Publicado el 14 de abril de 2006 en “In These Times”: 14 de abril de 2006. Original en http://www.inthesetimes.com/site/main/article/2574/Fuente: http://www.13t.org/decondicionamiento/forum/viewtopic.php?p=1137

jueves, 20 de mayo de 2010

Te haré bosques que no existen

"Te haré bosques que no existen, letras que no se podrían leer, imágenes cuyos modelos jamás existieron, siempre en el aire como los pájaros, embriagado de sol, elocuente, cantando a los cuatro vientos de los apartamentos vacíos, pasando de las molduras doradas a la buhardilla, del campo a la ciudad, no sabiendo a la noche dónde se trabajará por la mañana; siempre nuevos compañeros y nuevas figuras, bienvenidos en todos los rincones, mesas servidas en todas las barreras, conocidos en todos los estratos y buenas jornadas siempre."
(Discurso pronunciado en la reunión de obreros de la Sociedad San Francisco Javier en Paris por el Abad François-Auguste Ledreuille. Citado en La noche de los proletarios de J.Rancière, p 33)

lunes, 17 de mayo de 2010

Son pájaros de la noche, que oímos cantar y nunca vemos.

La materia de este libro es, en primer lugar, la historia de esas noches arrancadas a la sucesión del trabajo y del reposo: interrupción imperceptible, inofensiva, se diría, del curso normal de las cosas, donde se prepara, se sueña, se vive ya lo imposible: la suspensión de la ancestral jerarquía que subordina a quienes se dedican a trabajar con sus manos a aquellos que han recibido el privilegio del pensamiento. Noches de estudio, noches de embriaguez. Jornadas laboriosas prolongadas para entender la palabra de los apóstoles o la lección de los instructores del pueblo, para aprender, soñar, discutir o escribir. Mañanas de domingo adelantadas para ir juntos al campo para ver el amanecer. (...)

¿Qué representan?, pregunta el historiador; ¿qué son ellos en relación con la masa de los anónimos de las fábricas o incluso de los militantes obreros?; ¿qué peso tienen los versos de sus poemas e incluso la prosa de sus “periódicos obreros” a la luz de la multiplicidad de las prácticas cotidianas, de las opresiones y de las resistencias, de los murmullos y de las luchas del taller y de la ciudad? Es una cuestión de método que quiere unir la astucia con la “ingenuidad”, identificando las exigencias estadísticas de la ciencia con los principios políticos que proclaman que las masas solas hacen la historia y encomiendan a quienes hablan en su nombre representarlas fielmente. Pero quizá las masas invocadas ya han dado su respuesta. ¿Por qué, en 1833 y en 1840, los sastres parisinos en huelga tienen por líder a André Troncin, que reparte sus tiempos libres entre los cafés estudiantiles y la lectura de los grandes pensadores? ¿Por qué los obreros pintores, en 1848, van a demandar un plan de asociación a su extraño colega, ese cafetero Confais, quien los aturde ordinariamente con sus armonías foureristas y sus experiencias frenológicas? ¿Por qué los sombrereros en lucha han salido al encuentro de ese antiguo seminarista llamado Phillipe Monnier, cuya hermana fue a representar a la mujer libre a Egipto y cuyo cuñado murió en la búsqueda de su utopía americana? Porque seguramente aquellas personas, respecto de las que se esfuerzan habitualmente para evitar sus sermones sobre la dignidad obrera y el sacrificio evangélico, no representan lo cotidiano de sus trabajos y de sus odios. Pero es efectivamente por eso mismo, porque son otros, que ellos van a verlos el día en que tienen algo para representar frente a los burgueses (patrones, políticos o magistrados); no simplemente porque saben hablar mejor, sino porque hay que representar frente a los burgueses –más allá de los salarios, los tiempos de trabajo, las miles de heridas del asalariado– fundamentalmente esto, lo que las locas noches de esos portavoces demuestran ya: que los proletarios deben ser tratados como seres a los que se les deberían muchas vidas.

La historia de esas noches proletarias querría justamente suscitar una interrogación sobre ese celoso cuidado de preservar la pureza popular, plebeya o proletaria. ¿Por qué el pensamiento docto o militante ha tenido siempre necesidad de imputar a un tercero maléfico –pequeñoburgués, ideólogo o sabio– las sombras y las opacidades que dificultan la armoniosa relación entre su conciencia de sí y la identidad en sí de su objeto “popular”? ¿Ese tercero maléfico no sería completamente forjado para conjurar la amenaza, más temible, de ver a los filósofos de la noche invadir el terreno del pensamiento? Como si se fingiera tomar en serio el viejo fantasma que sustenta en Platón la denuncia del sofista, el de una filosofía devastada por una “masa de hombres que la naturaleza no había constituido para ella, hombres vulgares, que a causa del trabajo servil a que se dedicaron tienen mutilada y degradada el alma, así como el cuerpo deformado por la actividad manual”. Como si la ciencia asegurara su diferencia sólo al postular la sólida identidad de sí del sujeto popular que es a la vez su objeto y su otro.

Esos interrogantes no implican ningún juicio, sino que explican por qué no nos excusamos aquí de haber sacrificado la majestad de las masas y la positividad de sus prácticas a los discursos y a las quimeras de algunas decenas de individuos “no representativos”. Dentro del laberinto de sus itinerarios imaginarios y reales, se ha justamente querido seguir el hilo de Ariadna de dos cuestiones: ¿por cuáles desvíos esos tránsfugas, deseosos de arrancarse de la sujeción de la existencia proletaria, han forjado la imagen y el discurso de la identidad obrera? ¿Y qué formas nuevas de desconocimiento afectan esta contradicción, cuando el discurso de los proletarios apasionados por la noche de los intelectuales encuentra el discurso de los intelectuales apasionados por los días laboriosos de los proletarios? Pregunta dirigida a nosotros, pero también vivida, en presente, en las relaciones contradictorias de los proletarios de la noche con los profetas –sansimonianos, icarianos u otros– del mundo nuevo. Pues, si es efectivamente la palabra de los apóstoles “burgueses” la que provoca o profundiza este quiebre en el curso cotidiano de los trabajos, desde donde los proletarios son arrojados en la espiral de otra vida, el problema comienza cuando los predicadores quieren hacer de esta espiral la línea recta conducente a las mañanas del trabajo nuevo, fijar a sus fieles en la noble identidad de soldados del gran ejército militante y de prototipos del trabajador por venir. ¿En el goce de entender la palabra del amor, los obreros sansimonianos no van a perder un poco más aun esta identidad de trabajadores robustos que requiere el apostolado de la industria nueva? ¿Y los proletarios icarianos podrán a la inversa, reencontrarla de otro modo que en detrimento de la paternal educación de su líder?

Encuentros fallidos, atolladeros de la educación utópica, donde el pensamiento edificante no se vanagloriará demasiado tiempo de ver el terreno despejado para la autoemancipación de una clase obrera instruida por la ciencia. Las razones esquivas del primer gran periódico de los obreros “hecho por los obreros mismos”, L’Atelier, permiten ya presagiar lo que

constatarán con asombro los inspectores encargados de vigilar las asociaciones obreras derivadas de ese trayecto torcido: el obrero, señor de los instrumentos y de los productos de su trabajo, no consigue persuadirse de que trabaja “para su propio objeto”.

Con esa paradoja, no habrá que regodearse demasiado pronto por reconocer la vanidad de los caminos de la emancipación. Se recobraría allí con más sentido la insistencia de la cuestión inicial: ¿qué es exactamente este propio objeto por el cual el obrero debería y no puede apasionarse?, ¿qué es exactamente lo que está en juego en la extraña tentativa de reconstruir el mundo alrededor de un centro respecto del que sus ocupantes no sueñan más que fugarse?, ¿y no se sigue otro objeto en esos caminos que no conducen a ninguna parte, en esta tensión por mantener, a través de todos los constreñimientos de la existencia proletaria, un no consenso fundamental en el orden de las cosas? En el itinerario de los proletarios que se habían jurado, en tiempos de julio de 1830, que nada sería ya más como antes, en la contradicción de sus relaciones con los intelectuales amigos del pueblo, ninguno hallará la ocasión para animar la razón de sus desilusiones o de sus rencores. La lección del apólogo sería, más bien, inversa de la que se saca complacientemente de la sabiduría popular: lección en cierta medida de los límites de lo imposible, de un rechazo del orden existente sostenido en la muerte misma de la utopía.


Descargar La noche de los proletarios de Jacques Rancière

sábado, 15 de mayo de 2010

Podrán robarme tus días (tus noches no).

"La noche de los proletarios: no expresaremos con este título ninguna metáfora. No se trata de rememorar aquí los dolores de los esclavos de las manufacturas, la insalubridad de los cuchitriles, o la miseria de los cuerpos agotados por una explotación sin control. De todo eso, no se tratará
sino a través de la mirada y la palabra, las razones y los sueños de los personajes de este libro.
¿Quiénes son ellos? Algunas decenas, algunas centenas de proletarios que tenían 20 años alrededor de 1830 y que habían decidido, en ese tiempo, cada uno por su cuenta, no soportar más lo insoportable: no exactamente la miseria, los bajos salarios, los alojamientos nada confortables o el hambre siempre próximo, sino más fundamentalmente el dolor del tiempo robado cada día para trabajar la madera o el hierro, para coser trajes o para clavar zapatos, sin otro fin que el de conservar indefinidamente las fuerzas de la servidumbre junto a las de la dominación; el humillante absurdo de tener que mendigar, día tras día, ese trabajo donde la vida se pierde; el peso de los otros también, los que trabajan en el taller con su jactancia de Hércules
de cabaret o su obsequiosidad de trabajadores concienzudos, los de afuera, esperando un puesto que se les cedería gustosamente, los que, en fin, pasean en calesa y echan una mirada de desdén sobre esa humanidad marchita.
Terminar con eso, saber por qué aún no se termina, cambiar la vida... La subversión del mundo comienza a esa hora en que los trabajadores normales deberían disfrutar del sueño apacible de aquellos cuyo oficio no obliga a pensar; por ejemplo, esa noche de octubre de 1839: a las 8 más
exactamente, se les encontrará en casa del sastre Martin Rose para fundar un periódico de obreros. El fabricante de compases Vinçard, quien compone canciones para la goguette, ha invitado al carpintero Gauny cuyo humor taciturno se expresa sobre todo en dísticos vengadores. El pocero Ponty, poeta también, sin duda no estará allí. Este bohemio ha optado por trabajar de noche. Pero el carpintero podrá informarle de los resultados en una de esas cartas que él transcribe hacia la medianoche, luego de muchos borradores, para hablarle de sus infancias saqueadas y de sus vidas perdidas, de las fiebres plebeyas y de las otras existencias, más allá de la muerte, que quizá comiencen en ese momento mismo: en el esfuerzo para retardar hasta el límite extremo el ingreso en el sueño que repara las fuerzas de la máquina servil."

Jacques Rancière.

Descargar pdf La noche de los proletarios

jueves, 13 de mayo de 2010

Para Alien Duce (dios es digital)



Alien Duce
(Beilinson - Solari)

Alien Duce adornó tu esclavitud
y en un edificio en llamas te encanó
Nadando en ese minestrón
va Porco Rex a Porno Rock!

Si su look "bola de efectos" te palmó
y recoges tu hígado desde un rincón.
Flotando en ese minestrón
va Porco Rex a Porno Rock!

Va escribiendo su evangelio
en los tickets de Carrefour,
es el pequeño gran matón de la Internet

Alien Duce dice desde la TV
que no quiere estar jamas en la TV.
Lo sobrevuela un gavilán
que se hace pasar por él.

El Alien Duce,
chupa y escupe al fin,
para Alien Duce,
Dios es digital...

domingo, 9 de mayo de 2010

La ciudad se queda sola (y nadie te da bola)




"El enemigo es muy grande y estamos con la mierda hasta el cuello. Nosotros tenemos que aferrarnos a nuestros valores y a la verdad, darse cuenta un poco todos los días y discutirlo. No pensar que nuestra opinión no sirve para nada, ni reducir la progresía a debates infantiles que discutan la importancia de suspender las corridas de toros. La última trampa de la progresía es no ser progresista, difrazarse con algun cliche “anti-algo” y participar en el coro ultraconservador... ¡a veces sin darse cuenta!"

AC

sábado, 8 de mayo de 2010

Tabla Beat Science - Mengedenga

Me gusta (lo que me gusta)


Lo que me gusta de tu cuerpo es el sexo.
Lo que me gusta de tu sexo es la boca.
Lo que me gusta de tu boca es la lengua.
Lo que me gusta de tu lengua es la palabra.

Julio Cortázar

miércoles, 5 de mayo de 2010

La crisis de la ciudad de los primeros sabios

Los vuelos desde y hacia Grecia quedaron suspendidos y los trenes, subtes, colectivos, ferries y servicios públicos se paralizaron hoy por una nueva huelga general contra el duro plan de ajuste exigido por el FMI y la Unión Europea (UE) para salvar al país de la bancarrota. Tres personas murieron después de que manifestantes prendieran fuego a una sucursal bancaria en Atenas.

Más de 20.000 personas salieron a las calles cantando "Atenas, Bruselas, escuchen con cuidado: esta protesta nunca acabará" y marchando por el centro de la capital griega en rechazo de las nuevas medidas de austeridad anunciadas el domingo por el gobierno socialista del primer ministro Giorgos Papandreu.

Tras el acuerdo pactado el domingo por el gobierno para recibir un paquete de ayuda, que incluye numerosos recortes y un ahorro de 30.000 millones de euros, el país se encuentra virtualmente paralizado por las huelgas y protestas.


Los recortes fueron el precio de una promesa del Fondo Monetario Internacional (FMI) y 15 países de la UE de prestar a Grecia 10.000 millones de euros para que reduzca su desbocado déficit y ahorre en los próximos tres años 30.000 millones de euros.

El resistido plan tiene como objetivo final evitar que una caída griega en default provoque una crisis más amplia en toda la zona euro al arrastrar al abismo a otros países de la eurozona con finanzas en problemas, como España y Portugal.

La policía antidisturbios se enfrentó con manifestantes en toda Grecia hoy cuando decenas de miles de personas se manifestaron contra las medidas de ajuste. Los mayores enfrentamientos se produjeron en Atenas y el puerto de Tesalónica.

En la capital la policía lanzó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes que trataban de tomar el Parlamento. "Vamos a incendiar el Parlamento", gritaban mientras lanzaban piedras y botellas contra los agentes.

En ese marco, manifestantes enmascarados prendieron fuego a una sucursal del banco Marfin Egnatia en el centro de Atenas tras lanzar varios cócteles molotov, causando tres muertos. Sus cuerpos quedaron calcinados, según los bomberos, que no pudieron acceder a tiempo al edificio porque los encapuchados los atacaron con piedras y otros objetos.

Página 12, 5/5/10

sábado, 1 de mayo de 2010

Entrevista a Renata Aspis y Silvio Gallo (autores del libro "Ensinar filosofia")


¿Cuéntennos un poco sobre el libro que están presentando?

Silvio Gallo: En el libro recién lanzado en el Brasil, sobre la enseñanza de la filosofía, Ensinar filosofia, um livro para professores, nosotros defendemos la idea de que no se trata de definir un contenido mínimo para los cursos de filosofía, sino que lo que es necesario, y esto sí, es la claridad en cuanto a las coordenadas epistemológicas, filosóficas, educacionales, didácticas que pueden dar una cierta seguridad a los profesores –que piden cada vez más y más guías rígidas y prescriptivas para sus cursos–. Serían coordenadas definidas para la creación de un mapa (o plano del curso): puede ser un mapa de un espacio que se mueve.

¿Podrían explicar detalladamente esto último?

Silvio: Hallo que no somos propicios a las muchas prescripciones que los profesores piden, porque algo así podría comprometer la creación. El proceso de enseñanza está vivo, dinámico, y debe estar siempre en mutación sin formas que lo estandaricen. Lo que es necesario, y esto sí, es que los profesores se lancen a la investigación filosófica sobre la enseñanza de la filosofía, de una manera en la que vayan creando sus ideas e intenciones de práctica. Esto, de una cierta forma, podría garantizar la posibilidad de cursos que no se reduzcan a las repeticiones mecánicas de fórmulas, reproducciones que no sirven para nada más que para torturar a los jóvenes y desanimarlos en su humanidad –que está expresada en la capacidad de creación–.
Al menos, en el caso de la filosofía, no pensamos que el proceso y el producto puedan estar separados. Al concebirla como una actividad de creación conceptual, así afirmamos que la filosofía es un proceso (de creación en el pensamiento) y que tiene un producto (el concepto). Lo que defendemos en nuestro libro es que no importa tanto cuáles son los conceptos que vamos a enseñar, sino que decimos que la enseñanza de la filosofía debe ser una invitación al proceso de creación conceptual. Pero esto no significa decir que no será enseñado concepto alguno. Las guías que los profesores piden son justamente los conceptos. Una enseñanza de la filosofía que no lidie con conceptos es inconcebible. Ahora, a partir del momento en que lidia con conceptos, no importa tanto cuáles sean ellos. Esto brinda al profesor una libertad de cátedra, que es deseable y necesaria para la creación. Por lo tanto, defender una enseñanza de la filosofía que sea una experiencia filosófica, para nosotros, no se refiere sólo a los alumnos, sino también a los profesores.

Renata Aspis: Tanto en Brasil como en otros países, mucho jóvenes con muchos años de escolaridad tienen grandes dificultades en la comprensión de los textos escritos. Existe, muchas veces, hasta un cierto rechazo del lenguaje culto –que puede estar pasando por una crisis–. ¿Un lenguaje empobrecido puede dificultar el pensamiento filosófico? Aunque no sólo es una cuestión de lenguaje, porque al estar insertos en una situación educacional comprometida con las condiciones ideales de creación de conocimiento, también nos preguntamos cómo se puede pensar en una enseñanza de la filosofía que demande, a la vez, tanta libertad y creación por parte de los alumnos como de los profesores –tal como la que proponemos en nuestro libro–.
Tal vez ninguno lo haya explorado mejor que George Orwell en 1984, los efectos del empobrecimiento del lenguaje sobre el pensamiento. Si queremos que una población piense menos, reduzcamos la riqueza de su lengua; en contraposición, si queremos más experiencias en el pensamiento, precisamos invertir en el enriquecimiento del lenguaje.
Ciertamente las dificultades de lectura de los jóvenes brasileros son un problema para la enseñanza de la filosofía. Pero, por otro lado, podemos también pensar que la enseñanza de la filosofía significará también un refuerzo en el ejercicio del lenguaje. Lo importante es que no desistimos de nuestras convicciones educacionales por confirmar de antemano su imposibilidad.
En la práctica del día a día, la falta de habilidad y de autonomía con los textos puede presentarse como un problema bastante grave en la enseñanza de la filosofía, ya que la filosofía es fundamentalmente discurso, y nosotros en nuestro libro defendemos justamente el trabajo con los textos de la tradición. En la medida de lo posible, los profesores de filosofía pueden intentar un trabajo en conjunto con los profesores del área de lengua. Y en las clases de filosofía, específicamente, los profesores pueden intentar leer en alto, para los alumnos, los fragmentos de los filósofos, y con ello acompañarlos en la lectura. Incluso se puede leer una segunda vez, parando, haciendo comentarios y respondiendo las cuestiones de los alumnos, pidiendo que ellos hagan sus anotaciones. Ciertamente el profesor leerá a Platón o a Nietzsche, o a cualquier otro, con un énfasis esclarecedor en la entonación. En Conversaciones, en una “Entrevista sobre Mil Mesetas”, Deleuze afirma que “el filósofo es quien se torna filósofo, porque es quien se interesa por esas creaciones muy especiales en el orden de los conceptos”. Obviamente no está refiriéndose al universo de la educación, pero nosotros podemos inspirarnos en esta idea. Las lagunas que tenemos en las condiciones ideales en la escuela, para la enseñanza de la filosofía, tienen que ser prescindidas con el esfuerzo de aquel que pretende dar clases de filosofía. En el libro que escribimos pretendemos presentar una propuesta de enseñanza de la filosofía como experiencia filosófica. El libro es muy didáctico y explica teóricamente las ideas que tenemos sobre esta enseñanza; y es a su vez, también muy práctico, pues trata muchas ideas de salidas para los problemas didácticos y educacionales que generalmente encontramos en el aula. Nuestra propuesta pretende justamente anclar a los profesores en el mantenimiento del tenor filosófico de sus clases. Los profesores precisan buscar, precisan estudiar. Pensamos que debemos insistir en la propuesta de enseñanza que se basan en la promoción de la creación, tanto por parte de los profesores como de los alumnos; y nuestro libro es un óptimo ejemplo de esta insistencia.

¿Cuál sería el objetivo de un curso de filosofía, pensado como experiencia filosófica?

Silvio: El ejercicio de la filosofía es el ejercicio de una disciplina, o lo mismo, de una autodisciplina de pensamiento. Si el pensamiento se nutre creativamente del caos, ello surge por la imposición de un orden, de una disciplina. Desde nuestro enfoque, la enseñanza de la filosofía contribuye fuertemente para el desenvolvimiento de una autodisciplina de pensamiento. La creación filosófica puede ser educativa en la medida en que la creación de conceptos parte, necesariamente, de problemas: son los problemas que se provocan por el pensamiento. Si podemos ofrecer herramientas filosóficas para que los alumnos lidien con los problemas de nuestras existencias, si podemos contribuir para la creación de una disciplina filosófica de pensamiento, para estos jóvenes, estaremos oponiéndonos a la colonización absoluta del pensamiento. Nosotros no pensamos sólo según los criterios de las ciencias (de las ciencias exactas) y de las matemáticas, utilizando nuestra lengua para transmitir ese pensamiento. Sino que más bien ofrecemos a los estudiantes la posibilidad de descubrir otros campos de pensamiento y otras formas de pensar, como aquellas que encontramos en las filosofías. Serían otras formas de crearse a sí mismos y a su realidad.

Renata: Creemos que la enseñanza de la filosofía puede ser una enseñanza de sub-versiones. Una enseñanza que dé herramientas conceptuales y de pensamiento para que los jóvenes creen sus propias versiones del mundo, de la vida y de sí mismos.


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Ensinar filosofia, um livro para professores. En este libro los autores proponen una enseñanza de la filosofía para el nivel medio como “experiencia filosófica”. Ello nos indica que están pensando en la enseñanza no como una mera transmisión de conocimientos, sino en una didáctica activa y creativa (tanto por parte del profesor como del estudiante). Porque, si se tiene en cuenta la especificidad de la filosofía, se notará que es una disciplina que no sólo permite pensar sobre el propio pensamiento, sino que posibilita también desnaturalizar el sentido común. Bajo esta consigna, Renata Lima y Silvio Gallo proponen una didáctica de la filosofía como lucha contra las opiniones preestablecidas. Para ello dividen el texto en dos partes.
Por un lado, se cuestionan teóricamente sobre qué enseñar en el aula y para qué. En este sentido, introducen el concepto de “sub-versión”. Porque para ellos, tanto la filosofía, como las clases de los profesores, no deberían ofrecer una versión oficial de la realidad y del mundo; sino que deberían permitir que cada estudiante, a partir de la lectura de ciertas respuestas brindadas en la historia de la filosofía (sobre cierta problemática trabajada), pueda escribir su propia versión del mundo y de sí mismo. Así, el objetivo final consistiría en que los estudiantes creen composiciones filosóficas propias, utilizando conceptos filosóficos en respuesta a sus problemas coyunturales. De este modo, la filosofía pasaría a ser un arma, una matriz de producción de versiones del mundo, al reinventarse en el aula los conceptos filosóficos y utilizarlos en otros contextos.
Por otro lado, en una segunda parte práctica, los autores trazan un sistema de referencias metodológicas como programa para un curso pensado como “experiencia filosófica”. Allí marcan detalladamente una serie de pautas para desarrollar estratégicamente en el aula como recursos, partiendo de la ilustración sensible de los problemas (mediante la utilización de imágenes, películas, diarios, etc.), y continuando por la investigación y conceptualización a través de la lectura y escritura filosófica, sin olvidar dar algunas indicaciones sobre diversas opciones de evaluación. Por último, al finalizar el libro figura un apéndice con algunas tácticas de enseñanza y una amplia bibliografía relacionada con la temática.
En síntesis, esta publicación no sólo aporta herramientas enriquecedoras para la didáctica de la filosofía, sino excelentes argumentos a la hora de decidirse por una enseñanza de la filosofía como máquina de guerra, contra las versiones ortodoxas y oficiales que dejan de lado los problemas existenciales y singulares.

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Silvio Gallo es Profesor de la Facultad de Educación del UNICAMP desde 1996 y Coordinador del Programa de Posgrado en Educación. Es también Doctor en Filosofía de la Educación y fue Profesor de Filosofía en Enseñanza Media entre 1987 y 1992, en diversas escuelas de Brasil. Es investigador del anarquismo y de la pedagogía libertaria, publicó decenas de artículos y varios libros, entre los cuales figuran: Ética e Cidadania: caminhos da filosofia: elementos para o ensino de filosofia (Campinas, Ed. Papirus, 1997); Deleuze & a Educação (Belo Horizonte, Ed. Autêntica, 2008). Y otros más, en colaboración con Walter Kohan, Gabriele Cornelli, Márcio Danelon y Renata Aspis. Actualmente investiga en el área de filosofía francesa contemporánea y sus interrelaciones con la educación. Su libro más reciente es Subjetividade, Ideologia e Educação (Campinas, Ed. Alínea, 2009).

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Renata Lima Aspis es Profesora de Filosofía en Enseñanza Media desde 1986. Está graduada en Filosofía y tiene una Maestría en Filosofía de la Educación. Desde 2008 es doctoranda en el Programa de Posgrado en Educación del UNICAMP. Actualmente, los intereses de su investigación están volcados a la dimensión política de la enseñanza. Toma como referencial teórico la filosofía francesa contemporánea, en especial Gilles Deleuze, Michel Foucault, junto con la influencia que ambos sufrieron de Nietzsche y a algunos filósofos italianos contemporáneos. Además, investiga cómo una determinada enseñanza de la filosofía puede funcionar como resistencia al capitalismo actual de las sociedades de control (modo éste de vivir que intentar suprimir la vida). También es autora de diversos artículos de divulgación y del libro Ensinando a Pensar com as Idéias que contam histórias, histórias das idéias do sé. Livro de orientação para professores (São Paulo, Ed. Callis, 2001).