jueves, 29 de julio de 2010

¿Es inútil sublevarse?

"Las sublevaciones pertenecen a la historia. Pero, de una cierta manera, se le escapan. El movimiento por el cual un hombre solo, un grupo, una minoría, o un pueblo entero dice: “No obedezco más” y echa en la cara de un poder que estima injusto el riesgo de su vida –ese momento me parece irreductible. Porque ningún poder es capaz de hacerlo absolutamente imposible… Y porque el hombre que se levanta finalmente no tiene explicaciones; es necesario un desgarramiento que interrumpa el hilo de la historia, y sus largas cadenas de razones, para que un hombre pueda, “realmente”, preferir el riesgo de la muerte a la certeza de tener que obedecer. Todas las formas de libertad adquiridas o reclamadas, todos los derechos que se hacen valer, incluso a propósito de cosas aparentemente poco importantes, tienen sin duda aquí un punto último de anclaje, más sólido y más próximo que los “derechos naturales”. Si las sociedades se mantienen y viven, es decir, si los poderes no son “absolutamente absolutos”, es que, detrás de todas las aceptaciones y las coerciones, más allá de las amenazas, de las violencias, y de las persuasiones, hay la posibilidad de ese momento en el cual la vida no se canjea más, en el cual los poderes no pueden ya nada y en el cual, ante los cadalsos y las metralletas, los hombres se sublevan… Nadie está obligado a ser solidario (con el que resiste). Nadie está obligado a encontrar que esas voces confusas canten mejor que las otras y digan lo más hondo de la verdad. Basta que existan y que tengan en su contra a todo lo que se encarniza en hacerlos callar, para que haya un sentido en escucharlos y en investigar que es lo que quieren decir. ¿Cuestión de moral? Quizá. Cuestión de realidad, seguramente…”

Descargar ¿Es inútil sublevarse? Publicado en Le Monde el 11 y 12 de mayo de 1979.

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