martes, 20 de abril de 2010

Acontecimiento, Estado, Cuerpo de verdad (Badiou)


Llamo “acontecimiento” a una ruptura en la disposición normal de los cuerpos y de los lenguajes tal que existe para una situación particular o tal que aparece en un mundo particularLo importante, aquí, es señalar que un acontecimiento no es la realización de una posibilidad interna a la situación, o dependiente de las leyes transcendentales del mundo. Un acontecimiento es la creación de nuevas posibilidades. Se sitúa no simplemente al nivel de los posibles objetivos, sino al de las posibilidades de los posibles. Lo que puede decirse así: con respecto a la situación o al mundo, un acontecimiento abre a la posibilidad de lo que, desde el estricto punto de vista de la composición de esa situación o de la legalidad de ese mundo, es propiamente imposible.

Si nos acordásemos aquí de que, para Lacan, siempre tenemos la ecuación real = imposible, veríamos enseguida la dimensión intrínsecamente real del acontecimiento. También se podría decir que un acontecimiento es la llegada de lo real en tanto que posible futuro de sí mismo.

Llamo “Estado” o “estado de la situación”, al sistema de restricciones que, precisamente, limitan la posibilidad de los posibles. Se dirá, también, que el Estado es quien prescribe, en una situación dada, lo imposible propio de esa situación, a partir de la prescripción formal de lo que es posible. El Estado es siempre la finitud de la posibilidad, y el acontecimiento es la infinitización. ¿Qué es lo que constituye a día de hoy al Estado con respecto a los posibles políticos? Pues bien, la economía capitalista, la forma constitucional del gobierno, las leyes (en el sentido jurídico) que conciernen a la propiedad y la herencia, el ejército, la policía… Se ve cómo, a través de todos estos dispositivos, de todos estos aparatos, incluidos, naturalmente, aquellos que Althusser llamaba “aparatos ideológicos de Estado” –y que se se podrían definir por un objetivo común: prohibir que la Idea comunista designe una posibilidad-, el Estado organiza y mantiene, a menudo por la fuerza, la distinción entre lo que es posible y lo que no lo es.

Así, resulta claramente que un acontecimiento es algo que llega en tanto que sustraído a

la potencia del Estado. Llamo “procedimiento de verdad”, o “verdad”, a una organización continuada, en una situación (en un mundo), de las consecuencias de un acontecimiento. Seguidamente, se señalará que un azar esencial, el de su origen acontecimiental, copertenece a toda verdad. Llamo “hechos” a las consecuencias de la existencia del Estado. Se hace notar que la necesidad integral está siempre del lado del Estado. Se ve, pues, que una verdad no puede estar compuesta de puros hechos. La parte no factual de una verdad depende de su orientación, y se la llamará subjetiva. Se dirá también que el “cuerpo” material de una verdad, en tanto que está subjetivamente orientado, es un cuerpo excepcional. Usando, sin ningún complejo, una metáfora religiosa, digo, y de muy buena gana, que el cuerpo-de-verdad, porque no se deja reducir a los hechos, puede ser llamado cuerpo glorioso. En relación a este cuerpo, que en política es el de un nuevo Sujeto colectivo, una organización de múltiples individuos, se dirá que participa de la creación de una verdad política. Tratándose del Estado del Mundo en el cual esta creación es activa, se hablará de hechos históricos. La Historia como tal, compuesta de hechos históricos, no se sustrae, de ningún modo, a la potencia del Estado. La Historia no es ni subjetiva ni gloriosa. Más bien, habría que decir que la Historia es la historia del Estado.


Alan Badiou, La idea del comunismo.

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