"Te haré bosques que no existen, letras que no se podrían leer, imágenes cuyos modelos jamás existieron, siempre en el aire como los pájaros, embriagado de sol, elocuente, cantando a los cuatro vientos de los apartamentos vacíos, pasando de las molduras doradas a la buhardilla, del campo a la ciudad, no sabiendo a la noche dónde se trabajará por la mañana; siempre nuevos compañeros y nuevas figuras, bienvenidos en todos los rincones, mesas servidas en todas las barreras, conocidos en todos los estratos y buenas jornadas siempre."
(Discurso pronunciado en la reunión de obreros de la Sociedad San Francisco Javier en Paris por el Abad François-Auguste Ledreuille. Citado en La noche de los proletarios de J.Rancière, p 33)
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