lunes, 22 de agosto de 2011

LA MUCHACHA DE MIRADA CLARA


La muchacha de mirada clara… la que salió en los diarios… la Galle…
Nos recibe en el Centro Universitario Ezeiza (CUE), y nos enseña a
“caminar” por el mundo de penitencias de las penitenciarías a varias
educadoras y educadores que compartimos los aprendizajes sobre lo que
creíamos saber de la vida, hasta que llegamos al lado oscuro del
mundo.
La Galle es la compañera que estando presa hace más de nueve años, da
fuerza a quienes la visitamos solidariamente... creyendo que para
darle fuerza. Para ella la solidaridad es un modo de vivir. Lo
aprendió de sus viejos desde chiquita, recorriendo junto a ellos las
villas de miseria para organizar, alfabetizar, resistir.
De Rocco, su papá desaparecido, guarda la mirada clara, y la mezcla de
dureza y de ternura con la que nos recibe cada semana. De Hilda, la
mamá que afrontó el exilio, la desaparición de su compañero, la
crianza de sus hijos, y ahora la lucha por la libertad de Karina,
retoma la entereza, la dignidad, el no olvidarse de quién es y por qué
es su lucha. De aquella generación de los y las 30.000, recupera y
proyecta su fuego.
La Galle es la mujer que habla con las mujeres -muchas jóvenes- que
llegan asustadas a la cárcel, y les da pistas para enfrentarse a la
tumba, para no morir en vida, para no matarse, para desafiar al poder
con el cuerpo, con los sentimientos, con los sueños, con el estudio,
con la creación artística. Organiza las listas con los nombres de las
presas que no tienen quien las visite o les alcance ayuda, y las
distribuye para que se les envíen paquetes de ropa, o de lo que sea
necesario para sobrevivir en el infierno. Elabora con sus compañeras
del CUE la revista Oasis, para la comunicación de toda la población.
La Galle es la amiga que te acompaña, se preocupa por tu vida, por la
de tu familia, por la de los compañeros y compañeras que están lejos.
La que está siempre ahí para dar una mano… o las dos.
La Galle es la estudiante de la carrera de Sociología y de la carrera
de Letras, que prepara sus exámenes con esmero, que debate con los
profes los contenidos de cada materia, y que organiza actividades
desde el CUE para las mujeres que no están en la universidad.
La Galle es la mujer libertaria a la que nunca encontrás, aunque se
suponga que está siempre en el mismo lugar. Porque ella tiene muchas
maneras de escaparse del encierro, tendiendo trampas a la burocracia
carcelaria. Puede estar pintando con colores tropicales una selva
lejana. Puede estar escribiendo para alguien que habita del otro lado
del océano. Puede estar comunicándose con algún compañero o compañera
prisionero en rincones olvidados. Puede estar muy solita con ella
misma tratando de jugar a las escondidas con el panóptico.

La muchacha de mirada clara….
La Galle apuesta a la libertad. Su suerte depende de algunos jueces y
juezas que se preocupan poco de las personas a quienes condenan o
absuelven con sus decisiones. Algunos jueces y juezas que cuando
tuvieron en sus manos la posibilidad de otorgarle salidas
transitorias, las negaron sin dar explicaciones. Jueces como Mitchell,
responsable de la entrega en adopción de hijos de desaparecidos. Y
algunos jueces y juezas –supremos- que dicen que “lo primero es la
ley”. Se refieren a estas leyes burguesas, patriarcales, coloniales,
que parecen ser el lugar de tranquilidad para sus conciencias de
administradores del “orden” del capital. Estas leyes que poco tienen
que ver con la justicia.
La Galle apuesta a la libertad. Sin embargo, parece ser rehén de un
sistema político que vuelve descartables a las personas que sobran en
sus mesas de buenos modales. Una democracia zaparrastrosa que tiene a
las urnas como altares, y predica que en las elecciones se resume el
voto y el veto de los derechos posibles de ser ejercidos.
La Galle apuesta a la libertad. Pero no es una apuesta individual. La
libertad siempre tiene un tono colectivo. Por eso Karina pasa largas
horas hablando, explicando, dialogando, con organizaciones que se
dicen defensoras de los derechos humanos, con movimientos políticos y
sociales que se dicen “de liberación”, y que sin embargo no se
“plantan” con la exigencia de la libertad de los presos políticos de
este tiempo. Sus charlas no se limitan a explicar su situación
personal. Habla de los compañeros y de la compañera que fueron
detenidos con ella en Brasil. Habla de otros presos políticos en
Argentina o en América Latina. Y habla también de la criminalización
de la pobreza, que lleva a la super población de las cárceles en todo
el mundo. Denuncia que el sistema penitenciario sigue militarizado.
Que el 83 no llegó todavía al interior de las cárceles argentinas.

La muchacha de mirada clara… podría estar en libertad, si la actual
presidenta del Brasil, Dilma Rousseff, rescatara de sus tiempos de ex
guerrillera aquel compromiso solidario con quienes entregan su vida
para lograr una vida mejor para todos y todas… o si simplemente
cuidara que los derechos humanos puedan efectivizarse sin la plusvalía
revanchista de un poder judicial hecho para defender la propiedad
privada y las súper ganancias capitalistas como valor principal.
Lo cierto es que la Galle, la muchacha de mirada clara y corazón
valiente, tiene una posibilidad de salir en libertad condicional en
noviembre, si la Corte Suprema falla positivamente ante el pedido de
que se respeten los tiempos de ejecución de la pena fijados en Brasil.
Es una posibilidad, casi la única en términos “realistas”, para que la
compa recupere, aunque sea condicionalmente, su libertad.
No hay mucho tiempo entonces. La campaña tiene que ganar la calle,
para que la Galle logre su libertad. Y ésta es una responsabilidad
tuya. Es una responsabilidad nuestra. Es un desafío a nuestra
imaginación, a nuestro activismo, a nuestra capacidad de convencer, de
crear y de movilizar.

“La Galle a la calle”.
La libertad de Karina Germano no es la única causa por la que
luchamos. Luchamos por todas las libertades. (Pero no vale luchar por
todas las libertades, y olvidarnos de la libertad de la Galle). Es una
batalla concreta, con tiempos, con territorios, con espacios en los
que algunos colectivos estamos movilizándonos.
Tal vez podamos ponernos de acuerdo las diferentes organizaciones y
personas solidarias en ese esfuerzo… sin cálculos miserables. Tal vez
logremos ser –como canta Silvio Rodríguez- un “tilín mejores”, y
proponernos abrir las puertas chirriantes de la prisión, para que la
muchacha de mirada clara tenga un tiempo de vida sin requisas ni
rejas… para que su manera de ser solidaria pueda volar en libertad…
para que se tome un vino en un asado con los amigos y amigas que le
siguen apostando a cambiar al mundo y no se dejan cambiar por el
mundo… para que escuche a cualquier hora de la noche su música punk, y
para que marche con nosotras y nosotros en las movilizaciones por los
30000, por Rocco, por Julio López... Tendremos entonces muchas
batallas duras por delante, pero las daremos, seguramente, con otra
alegría, con otra fuerza, con otra convicción. Sabiendo que al sistema
le vamos a pelear cada compañero/a que es tomado como venganza del
poder.

“La Galle a la calle”. Luchamos por ella, y por los compas detenidos
junto a ella en Brasil: Mauricio Hernandez Norambuena, Alfredo Canales
Moreno, Marco Rodríguez Ortega, Marta Urrego Mejía, William Gaona
Becerra.
Cuando el 22 de agosto hagamos nuestros públicos e íntimos homenajes a
los caídos y caídas en Trelew, recordemos que esa acción conjunta de
las diferentes organizaciones revolucionarias de su tiempo, nos dejó
un mandato: la lucha por la libertad de cada compañera y compañero es
un compromiso irrenunciable, impostergable, innegociable.
La memoria no tiene dobleces. En los pliegos de la memoria que no se
nombran, están los muchos renunciamientos. Tal vez sea la hora de
estirar ese telar para que podamos ver todas sus hebras, toda la
trama, y tejer colectivamente el gesto de la libertad.
La Galle a la calle. El tiempo es ahora.

Claudia Korol. 14 de agosto, 2011

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