sábado, 27 de agosto de 2011

¿El debate le hace el juego a la...?

Cuba: la polémica se amplia


Escrito por Eduardo Almeida Neto

Viernes 27 de Mayo


El debate sobre la situación cubana va, cada vez más, a dividir aguas en la izquierda latinoamericana. La LIT-CI ha publicado recientemente una declaración sobre Cuba en la que llama a la solidaridad con el pueblo cubano. Este documento ha generado duras respuestas por parte de los sectores castristas.

Una de ellas nos llamó la atención, la del PCB (Partido Comunista Brasileño), que está firmada por dos militantes que afirman ser estudiantes y vivir en la Isla.

La respuesta tendría la ventaja de partir de un elemento a favor (militantes que están viviendo en Cuba) para darle cierta autenticidad. Desgraciadamente, todo el texto está repleto de las peores características del estalinismo: falsificaciones grotescas para intentar ganar la discusión.

Estuve en Cuba en 1996. No fue ni con una delegación oficial ni dependiendo de los favores del gobierno cubano. Creo que la izquierda latinoamericana debería viajar y ver lo que pasa en la isla para posicionarse con claridad. Es decir, para hacer lo que el citado texto de los militantes del PCB pretende esconder, comprobar lo que está ocurriendo en Cuba actualmente.

Una cubana me contó en ese viaje que el pueblo cubano piensa que toda la “izquierda latinoamericana” apoya al gobierno. Las contradicciones en la isla se están profundizando y pueden ocurrir explosiones semejantes a las de Europa del Este. Es importante que todos se preparen para enfrentar ese desafío, o una nueva ola de desencanto abatirá a la izquierda en el continente, como aconteció en el este europeo.

¿El PCB apoya 500 mil despidos?

El hecho más importante del último congreso del PC cubano fue el despido de 500 mil empleados públicos. Y esto es sólo el principio, pues están previstos 1,3 millones de despidos. Lo cual iguala dichas resoluciones a la dureza de los planes neoliberales del FMI que se están aplicando en todo el mundo. En realidad, supera a la mayoría de ellos, ya que afecta al 10% del total de la fuerza de trabajo cubana (cinco millones).

Este hecho es denominado en el documento de los militantes del PCB como “redistribución, y no despidos, como insiste erróneamente la LIT, de los trabajadores en los diferentes sectores de la economía”. Que tendría, según el PCB, el objetivo de “disminuir la burocracia del Estado”.

Como no puede justificar lo injustificable, el PCB falsifica la realidad. Esas 500 mil personas están siendo invitadas a trabajar por cuenta propia o a unirse a cooperativas, con grandes posibilidades de fracaso en una economía en crisis. Esto va a tener enormes consecuencias sociales y políticas. Se trata de un ataque brutal contra los trabajadores cubanos, nuestros hermanos de clase. La actitud del PCB es incluso más grave que la de la CUT y la de Fuerza Sindical, que se callaron al respecto de los cuatro mil despidos en las obras de Jirau. El PCB defiende los despidos, solidarizándose con los patrones, el gobierno cubano.

El PC Brasileño contra el igualitarismo

Un segundo hecho de enorme impacto social y político ha sido el fin de la cartilla de racionamiento. La “libreta” ha ido siendo reducida año tras año, hasta el punto que ya no correspondía ni a las necesidades alimenticias de una semana en la vida de un cubano. Y ahora se acabó.

Raúl Castro, en el discurso dado ante el congreso del PC Cubano, realizó un ataque contra la libreta por su “nocivo carácter igualitarista”.

Esto lo previó la declaración de la LIT, que decía: “la mayoría de los productos que hacían parte de la libreta de abastecimiento han sido eliminados, al mismo tiempo que se anuncia el fin de la propia libreta”.

El PCB repite a Castro: “Esto realmente ha ocurrido, sin embargo, los productos han sido redireccionados a los sectores sociales más desfavorecidos. El fin del igualitarismo es una de las metas a corto plazo, ya que no se trata de un principio socialista. Si es un hecho que la sociedad cubana presenta hoy niveles de desigualdad (en proporciones abismalmente distintas de cualquier sociedad capitalista), es deber del Estado socialista buscar el rescate del equilibrio. Éste es uno de los actuales objetivos. La libreta puede en un futuro dejar de ser universal para atender más y mejor a los que más lo necesitan”.

O sea, el PCB se solidariza con el “fin del igualitarismo” citado por Raúl Castro y concuerda con el fin de la libreta. Aunque dice que es para “el rescate del equilibrio” y para ayudar a “los que más lo necesitan”.

En una primera fase de la transición al socialismo no se puede llegar al objetivo estratégico socialista de “a cada uno según su necesidad, de cada uno según su capacidad”. A esta meta únicamente se puede llegar en una situación de abundancia, producto de una planificación internacional de la producción socializada. Sin embargo, la búsqueda del igualitarismo –de la reducción de las desigualdades- sí que es una meta de la transición al socialismo.

Esto no tiene nada de nocivo, en el caso de que el objetivo sea realmente el socialismo. Pero este no es el caso de Cuba con la restauración del capitalismo. Ahí el principio aplicado es otro: la distribución determinada por el mercado, según el dinero de los que pueden comprar.

¿El PCB defiende un salario medio de 18 dólares?

El PCB admite que el salario de los cubanos es de 18 dólares, aunque después intenta justificar este absurdo: “El salario mínimo es de cerca de 400 pesos cubanos, que equivalen a los 18 dólares relatados en el texto de la LIT. Sin embargo, lo esencial que omite es el poder adquisitivo real del peso cubano internamente. Ejemplifiquemos. El kilo de arroz y de frijoles cuesta 2 pesos cubanos, que equivalen a 15 centavos del real brasileño para el cubano”.

Es decir, los cubanos realmente ganan poco. Incluso menos de lo que admite el PCB, ya que es el salario medio, y no el mínimo, el que es de 18 dólares. Sin embargo, según el PCB, los cubanos gastan aun menos para vivir. Esto es simplemente una mentira más. No es posible encontrar nada por esos precios en los “mercados oficiales”. Lo que sí existen en todos los barrios son los “shoppings”, que son supermercados, pequeños o grandes, donde se venden los mismos productos que en cualquier establecimiento semejante de un barrio popular brasileño. Y semejantes son también los precios, prohibitivos para los cubanos, que ganan salarios que están en torno a 30 reales brasileños.

¿Existe un Estado obrero en Cuba?

Para el PCB las medidas del gobierno cubano están al servicio de reforzar el socialismo: “A través del control del Estado sobre las principales empresas estratégicas, de la planificación de la economía y del mantenimiento de las conquistas más importantes de la revolución en las áreas de la salud, la educación, el arte y la cultura, y la producción de ciencia y tecnología, Cuba puede resistir a tal contraofensiva”.

La primera discusión es si continúa existiendo un Estado obrero en Cuba o no, exactamente porque esas premisas tildadas por el PCB como obvias, sencillamente ya no existen.

Una economía en transición al socialismo, incluso en medio de dificultades, produce en grandes empresas estatales, de forma planificada, para satisfacer las necesidades de la población. Su relación con el mercado mundial –continua fuente de tensiones debido al dominio imperialista- es realizada de forma centralizada por el Estado. Por lo tanto, un Estado obrero se caracteriza por la planificación económica, por el monopolio del comercio exterior y por la propiedad estatal de las empresas.

La planificación de la economía fue abolida en julio de 1992. En la misma época se eliminó el monopolio del comercio exterior, y el comercio pasó a realizarse directamente por las empresas.

Los sectores más importantes de la economía cubana fueron privatizados. Hoy el polo más dinámico es sin lugar a dudas el turismo, que se encuentra en manos de multinacionales europeas, como los grupos Sol y Meliá. Desde 1994 la producción de azúcar ya se encontraba, según datos del propio gobierno cubano, con cerca del 80% en manos de cooperativas privadas. La empresa estatal telefónica cubana (ETECSA) fue privatizada incluso antes que la Telebrás en Brasil, en forma de “empresa mixta”. Fue traspasada para el grupo mejicano Domus y después para una subsidiaria de la italiana Telecom. El grupo europeo Altadis comercializa los puros cubanos, y la empresa francesa Pernord Ricard controla el ron cubano Habana Club.

La economía cubana produce para el mercado desde que se dio la restauración del capitalismo, de la misma forma que en China. El marxismo define al Estado a partir de las relaciones de propiedad que defiende. El Estado cubano defiende esas nuevas relaciones, por lo que debe ser caracterizado como un nuevo Estado burgués.

La pérdida de las conquistas

Es evidente que la isla aún mantiene algunas de las conquistas que fueron producto de la revolución. Los índices sociales cubanos son mejores que los de muchos países imperialistas. Esto demuestra lo que consigue una economía estatizada y planificada, a pesar de la burocracia. Sin embargo, esas conquistas están claramente en retroceso con la restauración del capitalismo y, ahora, con las decisiones del congreso del PC Cubano.

Cuando estuve en Cuba converse mucho con la gente. Como soy del área de la salud, entré en un Hospital de La Habana y hablé con un médico de urgencias, que hacía un trabajo similar al que hago yo en hospitales de São Paulo. Me recibió muy bien, me enseñó con mucha pena la situación en la que trabajaba, sin materiales básicos, y con los pacientes teniendo que traer sus propias sábanas para las camillas. Finalmente me contó cuanto ganaba: ocho dólares en aquella época. Al preguntarle cómo vivía, me respondió que alquilaba un cuarto para turistas en su casa, y me preguntó si no quería quedarme yo allí también.

Alrededor de los hoteles en Cuba hay una legión permanente de prostitutas. Un síntoma gravísimo de los males del capitalismo. Ningún militante de izquierda, que aún tenga algo de revolucionario en sus venas, puede evitar indignarse con esa realidad.

¿El régimen de Cuba es un ejemplo?

En Cuba existe una dictadura, la cual aún mantiene bases sociales en un sector restringido de la población. Esa dictadura es repudiada por la mayoría del pueblo cubano. Basta conversar con la gente en la calle, siempre que sea fuera de la vista de los miembros del PC o del Estado. Una dictadura que tiene en los Comités de Defensa de la Revolución (instalados en cada manzana) una especie de delegación de la policía política local.

Conversé con una obrera de una fábrica de carteras de cuero que recibía seis dólares mensuales en aquella época. Le pregunté por qué no había huelgas en Cuba y me respondió que el sindicato estaba directamente ligado al dueño de la fábrica. Si alguien protestase sería despedido, preso y nunca más conseguiría empleo.

Según describe el PCB: “La presencia en las asambleas no es obligatoria, sin embargo es difícil estar en una en la que no exista al menos un representante por familia. Hasta los niños tienen derecho a expresarse, y lo hacen bastante”. Yo estuve en una de esas “asambleas populares”. Se trataba de una reunión de unas ochenta personas, de las que quince participaban y las otras asistían como una formalidad, por obligación.

Pregunté el motivo y más tarde supe que si no frecuentan las “asambleas”, las personas pueden ser denunciadas por los CDRs. Es por esto que estaban allí, de la misma forma que son obligadas a participar de las “marchas” y “manifestaciones”.

Entre las quince que participaban estaban vecinos descontentos que denunciaban la situación realmente terrible de un edificio que, como muchos en La Habana, ya se había caído en parte y amenazaba con derrumbarse por completo. Los representantes del PC no dieron respuesta alguna a las demandas y concluyeron eligiendo a su delegado.

Censura en los medios de comunicación

Según el PCB, en lo que se refiere al acceso a la información en el país, “es verdad que el Granma es el órgano de información oficial del Partido Comunista Cubano, que se distribuye en todo el país. Sin embargo, el/la autor/a del texto se olvidó de informar sobre las otras decenas de publicaciones especializadas, políticas, culturales y de ocio publicadas en todo el país por organizaciones populares, en las cuales las críticas y autocríticas al proceso revolucionario son frecuentes, casi cotidianas… Desgraciadamente, tal vez no pudo aprovechar los debates con especialistas cubanos y de otros países sobre la situación en Oriente Medio, que hubo en el programa Mesa Redonda, que a diario enfoca temas de importancia nacional e internacional en horario de máxima audiencia”.

Es decir, según el PCB, no es verdad que exista una censura brutal en Cuba. Existen debates, críticas y autocríticas, una verdadera democracia no sólo en la prensa, sino también en la TV y “sin propaganda comercial”.

Sí, existen muchas publicaciones y programas de TV. El Granma es el único periódico diario. Y todas las otras opciones, rigurosamente todas, de acuerdo con la política del PC cubano. Por ejemplo, no ha existido ningún programa en el que se pueda asistir a una crítica al apoyo de Cuba a asesinos y genocidas como Gadafi o Assad.

Preguntamos a los autores del artículo: ¿estaríais de acuerdo en que el PSTU presentase esas críticas a Fidel en la TV cubana? ¿O incluso en el periódico Granma? ¿O estáis de acuerdo con la dictadura de partido único en la isla? ¿Estáis de acuerdo con la prohibición de que partidos como el PSTU o el PSOL existan hoy en Cuba?

A pesar de que tengáis acuerdo con la amplia mayoría de las posiciones del PC cubano, no estáis completamente de acuerdo en todo. Recientemente el PCB ha publicado una dura crítica al presidente Chávez por haber entregado a la policía colombiana al periodista Javier Pérez Becerra, director de la agencia de noticias ANCOLL. Fidel ha mantenido el más absoluto silencio sobre el tema.

¿Estaríais de acuerdo en exigir que fuese leída vuestra declaración en la TV cubana? ¿Y haríais en un tono lo más fraternal posible la crítica al comandante Fidel por su inadmisible silencio?e

Opino que no haríais eso. Si eso ocurriese, quedaría demostrado que sabéis que el reino del debate, de la crítica y la autocrítica no existe. Se trata simplemente de una fantasía más al servicio de la defensa de una dictadura estalinista. Desgraciadamente, una defensa hecha también con métodos estalinistas.

Fuente: Opinião Socialista nº 423, Mayo 2011

Traducción: Raul Alberich

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