martes, 31 de agosto de 2010

Este Jueves 15:30 cine gratuito en el Joaquín (Ayacucho 632, Auditorio Subsuelo)



Las proyecciones abiertas, gratuitas y amistosas el en el Joaquín (Ayacucho 632) se mudan de día y de espacio, se hará los jueves a las 15:30 en el auditorio del subsuelo. Este Jueves 2 continuamos ciclo "El trabajo os hará libres: las formas del trabajo en el mundo contemporáneo". Es el turno de Bolivia, de Adrián Caetano. Estrenada en el 2001, la película narra la historia de Freddy, un inmigrante boliviano que llega a la Argentina, con la esperanza conseguir un buen trabajo. Logra emplearse en una parrilla, que servirá como centro de una narración intensa y violenta: taxistas que toman merca y están llenos de deudas y resentimiento, tipos que duermen en los bares porque no tienen donde estar, vendedores ambulantes, polis corruptos: todos buscando un trabajo, alguna forma de mantenerse subido al tren de una Argentina que estallará poco después. Con actuaciones fantásticas, la peli es a la vez una aguafuerte implacable y una sutil forma de reflexión sobre las consecuencias que tiene en cada uno de los aspectos de la vida un clima social y económico aplastante.
Esperamos verlos!

lunes, 30 de agosto de 2010

El montaje y lo posible I. La memoria y el gobierno del presente.

…y justo cuando el oficial da la orden de disparar, un marinero alto de bigote tupido grita una palabra que se despliega por toda la pantalla: ¡HERMANOS!
El fondo del aire es rojo, Chris Marker.


¿Cual es el lugar de la verdad histórica en el desarrollo de la técnica cinematográfica documental? ¿Cómo interviene, modifica o trasforma el presente? O dicho de otro modo, ¿Cómo pensar el dispositivo de narración en la técnica documental? ¿Cuál es su estatuto histórico? ¿Es posible trazar un vínculo entre verdad, montaje y memoria? Concretamente ¿Cómo pensar el relato en El fondo del aire es rojo de Chris Marker?
En Hermenéutica del sujeto, Michael Foucault, recupera un concepto que resulta pertinente para pensar las preguntas planteadas. Pues, nos permitirá reflexionar y echar luz sobre el estatuto de la verdad y su vínculo con la memoria histórica en el marco de la técnica del montaje cinematográfico. Ese concepto interesante, que Foucault encuentra ya en Plutarco y Dioniso de Halicarnaso, es el verbo Ethopoiein. Y que significa: hacer, fabricar, producir, ¿montar? un Ethos.
Lo ethopoios es un fondo referencial de la conducta en el que se anida la cualidad o el modo de ser de un individuo. Es un saber que apoya su potencia en la modificación del sistema de conexiones prácticas en un sujeto histórico. Diremos que es un diagrama de referencia práctica que posibilita efectos de transformación en el presente: Conducirlo, resistirse a su inercia o intervenirlo de algún modo para modificar su cauce. Pero sobre todo, lo ethopoios constituye el marco de afirmación de un proceso de Verdad, un proceso de Subjetivación.
Por ello decimos, que hay un grito atravesando el montaje del film; que el complejo desarrollo, montado a partir de los retazos del mundo documentado, tienden a prolongar, o mejor dicho, a recuperar los principios revolucionarios diluidos en los tiempos de la Ética empresarial y la globalización del Capital. Es el grito que nos acompaña como un eco de fondo, aunque a veces imperceptible, a transitar las zonas de la historia contenida en los fragmentos de realidad documentados. En efecto, es la composición del montaje la que pone en movimiento el grito de Hermandad de la cubierta del Potemkin hasta el final del film: La fraternidad postergada de la revolución Francesa que intenta ser rescatada del fondo nebuloso del olvido y de la historia; es la fidelidad a un proceso interminable de la lucha por la liberación de los pueblos.
En las manos frágiles -su primera parte-, Marker arma, en torno al acontecimiento Vietnam, las distintas tomas capturadas y documentadas, vinculándolas entre sí y fundando las condiciones de percepción para captar la idea. Es decir que, el montaje (re)actúa al piloto de avión estadounidense; lo hace hablar en una trama de significaciones nuevas, lo deviene un sádico gestor de la muerte que se divierte jugando a un reality, casi prefigurando al tristemente celebre Big Brother.
El montaje visibiliza la narración de los olvidados conquistando el relato de una contra-historia que sólo tiene para ennoblecer su presente la perseverancia de la lucha, en la simultaneidad y coordinación de la acción política; en el grito guerrero de una atmosfera roja como la sangre que se mezcla con el polvo de las batallas y se difunde contagiando todos los rincones del planeta.
En efecto, Marker, afirma un presente y propone un pasado. Nos muestra un pasado-presente. Un pasado “ya ahí” que sólo existe para un presente que intenta posibilitar la perspectiva de un futuro (¿mejor?). La posición del director de la obra cinematográfica pone en entredicho el estatuto común del recuerdo.
De este modo, la construcción cinematográfica a partir de fragmentos heterogéneos de realidad, lejos de presentarse cronológicamente –y por ello nos referimos no solo a la temporalidad métrica sino también a los lazos causales de la lógica-, presenta y pliega el pasado a las evocaciones de la idea del film; en el que su búsqueda remite menos a una verdad entendida como adecuación a lo real, que a un proceso de fidelidad artística y profundamente político. De este modo, enmarcando una búsqueda etopoyética que, a su vez, funciona como principio de organización perceptiva de los fenómenos del mundo, permitiendo visibilizar no sólo la necesidad de su transformación, sino la continuidad inexorable de un proceso revolucionario.
Todo el film es un esfuerzo por prolongar el grito del marinero del Potemkin, es la fidelidad a un proceso que afirma el principio de fraternidad desde un presente concreto, desde el artificio político que se afirma e intercepta en una idea cinematográfica.
Consideramos que la reflexión sobre la memoria (com)posible de un pasado debe afincarse en las estrategias para un presente; pues, la memoria-mundo en la que nada se olvida, es una memoria (im)posibilitante del presente; o como dice Deleuze, es una memoria en la que nada pasa, nada puede suceder(se). En efecto, la construcción de la memoria, y por ello entendemos la elaboración de los olvidos como condición del recuerdo, debe asumirse en función de las modalidades posibilitadoras de un presente, sus formas de unir, enlazar, acelerar o disminuir potencias, o simplemente conservarlas en función de una actualidad. Por ello, el montaje constituye la herramienta que permite asumir fugas, provocarlas, o componer nuevas relaciones y combatir la clausura de lo Uno.

Nino Block

viernes, 27 de agosto de 2010

Notas para pensar lo común [1]

“Queridos Hijitos, su papá poco sabe de ustedes, y sufre por eso. Quiero ofrecerles un destino luminoso y alegre, pero no es todo y ustedes saben: Las sombras, las sombras, las sombras. Las sombras me molestan y no las puedo tolerar.

Hijitos míos, no hay que ponerse tristes por cada triste despedida. Todas lo son, es sabido, porque hay otra partida, otra cosa, donde nada, nada queda resuelto”[2].

Paco Urondo, “Hoy un juramento”


Hay otra partida, otro juego, otro armado. ¿Acaso otro mundo?

Las sombras y el silencio. La sordera. Un grito deviene palabra. Un latido, acción. La palabra y el amor, la palabra y el poder, la palabra y el saber, la palabra y el deseo, la palabra y el sujeto. Lo común y la palabra.

Algunas palabras comparten experiencias y saberes, otras comportan el amor. Pero la palabra, también, se trenza en relaciones de fuerza, que en algunas ocasiones destraban conflictos, y en otras los hacen visibles. Le ponen palabras al grito.

“Compañero” es una palabra que nos alimenta. Nos comparte lo que tiene, su pan. Esa función nutricia que porta la palabra es lo común.

“Alumno” es otra palabra en cuya arqueología encontramos los sedimentos del alimento. El alumno es aquel que se alimenta; y en los espacios educativos el alimento es la palabra. Todos nos nutrimos de la palabra.

¿Cuál es el lugar de lo común en una institución que vincula la palabra y el saber? ¿Lo común es el salario o el trabajo? ¿Qué hay de común entre el que se alimenta de la palabra y el discente de aquella? Y entre el que escucha la voz de mando y el que la ejecuta, ¿Qué hay de común?

La palabra cualificada estructura un orden social. La estratificación social que se deduce de ese orden, conforma algo que nos gustó llamar “Aristocracia Epistemológica”; y esa formación social es posible porque presuponen que no hay nada Común; y que todo debe ser enseñado, mostrado, conducido, gobernado.

¿Pero es que nadie puede nada?, o al revés ¿acaso todos pueden todo? Bueno, quizás, todos podemos algo. Pero hay que desearlo, hay que buscarlo, hay que militarlo. ¿Qué pasa con el Deseo en una institución? Ese fantasma perverso acusado de endogamia, y asquerosa confusión erótica. ¿Llegará el día en que se caigan las mascaras y digan de una vez que “el Deseo es terrorista”!? Ese fantasma siempre puesto a raya, no dejará de arrastrar su grillete como un eco insurgente a la conciencia bien pensante de la vida institucional. Pues, él también porta lo común.

Cuando el amor, el poder, el saber y el deseo confluyen, entonces decimos que existe una verdad histórica. Y una verdad histórica tiene siempre la carne de un Sujeto. No un sujeto-sujetado; ni tampoco un sujeto-sustantivo sino un Sujeto-Verbo, un Sujeto-Acción. Porque al fin y al cabo, “Ser” es antes que nada un verbo. Y es la Palabra-Verbo, la Palabra-Acción lo que quizás tenemos en común. Entonces sí, en ese caso algo puede cambiar.

Pero en eso escuchamos una voz sombría y poco vital (aunque no tanto como las sombras de Paco). Nos dice: ¡Cuidado! Todo puede cambiar, incluso podremos casarnos en pie de igualdad. La palabra circula, ¿Ya no hay monopolios? El campo popular progresa. Avanza en su camino hacia lo común. Lo común vendrá algún día, se dice a sí mismo un fiel peregrino. Pero en cada paso que damos para alcanzarlo, a su vez, se posterga. Y nadie sabe porqué. Paco lo sabía (entregó su vida por eso), y nosotros apenas creemos tener una sospecha, la diremos así: Todo puede cambiar. Todo, excepto lo propio. Es lo único que se exige: NO APROPIARSE. Lo propio no es común, lo propio es mió. Y lo común es de todos. Pero la palabra para nombrar aquello que es de todos y que no es mío, no es “lo común”. Es “lo publico”. ¿Es acaso lo público un eufemismo de lo común? Lo público tiene rejas, tiene policías. Y si se toma un espacio público (como la CUES) conlleva a una contravención (Para el caso, preguntémosle al Prof. Rodríguez Otero). Entonces, diremos, a veces, lo común y lo público, no se llevan tan bien…


[1] Estas líneas fueron leída a modo de introducción en la Mesa de Pensamiento Político y Social. “Debates en torno a lo Común” Organizadas por el Colectivo Simulacro. Realizada el 27 de agosto de 2010, en el marco de la IV jornada de Filosofía en el ISP-JVG.

[2] A la memoria de Mario Heler



jueves, 26 de agosto de 2010

Este sábado a las 15:30 cine gratuito en el Joaquín V. González (Ayacucho 632, 3 piso)

Este sábado a las 15:30 (Ayacucho 632, 3ºpiso) continuamos con el ciclo "El trabajo os hará libres: las formas de trabajo en el mundo contemporáneo". Luego de ver Corazón de Fábrica, nos mudamos de país y de momento histórico para ver "Todo va bien" de Jean Luc Godard.
Esta peli fue filmada por Godard y Perrin, dos de los integrantes del colectivo de cine maoísta, fundado durante el mayo francés, "Dziga Vertov". Pero ya estamos en 1972, y las cosas parecen retornar a una extraña normalidad... Una pareja, formada por una periodista norteamericana orgullosa de su conciencia social y un director de cine de protesta devenido hacedor de spot publicitarios, se encuentran encerrados en una fábrica espontáneamente tomada por sus trabajadores. A la peli se puede entrar por varios lugares, es una suerte de collage o reflexión de diferentes discursos y prácticas vistas a la luz de las posibilidades que pareció abrir el Mayo, además de una puesta en cuestión de las formas de hacer política, de los usos de la violencia, de las variantes del amor...
Aquí les dejo el discurso del gerente de la fábrica, luego de ser encerrado con los protagonistas, apenas iniciada la toma. No tiene desperdicio, y, cambiando algunas palabritas, creo que puede ser puesto y oído (hoy) en la voz de más de dos, en un pasillo cualquiera:


"¡Llegan en mal momento! ¡Es asombroso! Había algo previsto esta mañana... algo ya clásico... Una huelga de una hora prevista por la C.G.T... Degeneró...Unos energúmenos empezaron a destrozar el Dept. de Personal...y como me presenté allí... unos excitados me trajeron aquí... ¡Hace 4h. que estoy secuestrado! ¡Me cortaron el teléfono! Me llamo Marco Budotti...Nací en Italia pero tengo pasaporte francés... Dirijo esta fábrica... desde el 15 de Septiembre de 1967.¡No! Es la primera vez que ocurren incidentes de este tipo. ¡Hasta ahora no nos había contaminado el Mayo del 68!
¿Mis reacciones? De momento más que nada me divierte. ¡Además en mi opinión esto tiene que ver con la psiquiatría! Unos inadaptados... Los hay en las fábricas también... se expresan dando un "golpe"... así al azar por la fuerza... sin que les apoye la masa... ni los sindicatos... ¡No se pueden sacar conclusiones generales!
¡Seamos serios! ¿A qué viene la palabra "lucha de clases" ahora? Ud. emplea vocabulario del siglo XIX. ¡Pero los abusos denunciados por Marx y Engels están superados! ¡No! Está claro que la historia de los últimos 25 años provoca una gran decepción o desilusión a los filósofos marxistas críticos de la sociedad de consumo. Además los últimos 15 años demuestran que el marxismo y la colectivización no impiden... ni la explotación del hombre por el hombre ni la alineación. ¡Vea Rusia y las democracias populares! Para mí la palabra "revolución" hoy día no tiene sentido... Los países industriales han incrementado más su renta en los últimos 25 años que desde principios de siglo a 1945. Los obreros los asalariados han jugado un papel importante sin manifestarse como clase y sin demostrar una misión exclusiva.
Esta es una época de evolución/revolución una forma de colaboración entre las clases... para la construcción de una sociedad industrial urbana cuya motivación es la búsqueda del progreso material permanente. Para la mayoría una liberación fundamental de las necesidades de lo cotidiano y de la resignación ligada a creencias primitivas.
¡No digo que nuestra sociedad no tenga un pasivo! El trabajo intensivo y la agresividad unidos a la voluntad de eficacia deshumanizan el conjunto y agotan a los más débiles. La aspiración a las posesiones puede ser frustrante y la acumulación de bienes producir hastío. Se tiene que encontrar un equilibrio. La mayoría de los hombres lo encuentran, por su tendencia a racionalizar todos los elementos de su vida y de su entorno.
¿Para qué volver a hablar de lo ocurrido aquí hoy? ¡Es un fuego de paja! Los sindicatos estarán incómodos al saberme retenido. Saben muy bien que yo no soy de los que... discuten bajo la amenaza. En fin ¡todo volverá a la normalidad! Espero llegar a tiempo a casa: ¡Tenemos invitados esta noche!"

lunes, 23 de agosto de 2010

Presentación de "Anamaría" (Beltrame-Visentin) este jueves 26/8 a las 15.30, en el ISP "JVG" (Ayacucho 632)

Impresión de Anamaría, novela breve editada por Colisión Libros, 2009.


Matar o dejarse matar, todo es actuado por las circunstancias, no queda en la ciudad más que extraviarse finalmente, buscar el borde y agarrar a alguien de la mano para saltar. Pero: ¿agarrar de la mano? Qué es esto, los personajes de algunos escritores han ido hasta Tigre, en tren. Eduardo Arabia vuelve de Canadá, y en tren desde Ezeiza; su crimen amoral perfecto, se hace de noche, en Moreno, cerca de la estación.

Su primera impresión de Buenos Aires (escrito desde el vértigo y el absurdo) es un baño de constitución, en el que reflexiona sobre la familiaridad que genera el olor a meo propio. Eduardo quiere estar solo, según él, lo más difícil es estar solo, lejos, libre del cálculo y de la educación sentimental a la moda. Es necesario estar solo, aunque sea contra todos, para atrapar el ansiado “contacto”, un encuentro que no deje frío. Porque de eso ya hay, locas que se enamoran, garchar en la biblioteca del congreso con un periodista que ama a los chicos, mientras se pasa la noche; o cagar a palos a un pseudo nazi estúpido, cualquier cosa, una agencia que contacta personas.

Así, dando clases de francés y viviendo del pasado un padre innombrable. Hasta que una chica aparece, en el extremo puro del puente, sola pero cerca de todo, con su ternura apagada por un trabajo esclavizante, será perfecto ana maría, al fin estará todo, espero lo que quieras, ya está, el el momento anamaría, anamaría, anamaría, anamarí, anamaría, ana mar, amaríaa namariaana mariaanamaria namariaanamariaanamariaanamariaanamaria…

miércoles, 18 de agosto de 2010

Este sábado 21 a las 15:30 cine gratis en el Joaquín V.González

Este sábado 21 de agosto a las 15:30, en el marco de las proyecciones de los sábados en el Joaquín V. González (Ayacucho 632, 3º piso), comienza un nuevo ciclo: "Las formas del trabajo en el mundo contemporaneo.
La primera peli es "Corazón de Fábrica", documental realizado en 2008 por Virna Molina y Ernesto Ardito, cineastas de la Escuela de Avellaneda. La película es sobre la recuperación de la fábrica neuquina de cerámicos Zanón.



Como siempre es un poco incómodo hablar de algo que aún no se ha visto, se puede aquí simplemente copiar unos fragmentos de la sinopsis elaborada por los propios autores:

"Son la única fábrica en el mundo, que logró llevar adelante una gestión obrera durante 4 años. Estos es un desafío permanente y a diario tienen que enfrentarse a un sistema que se empeña en boicotearlos. Pero la mayor barrera a sortear no está afuera sino adentro, en su propia formación. Aunque muchos no lo sepan en esta batalla interna, se encuentra la puerta para la construcción de un mundo completamente diferente."

Los ciclos de cine abiertos y gratuitos siguen todo el año, el de trabajo continúa los próximos sábados con Todo va bien de Godard, Bolivia de Adrián Caetano, En un mundo libre de Ken Loach, entre otras...

viernes, 13 de agosto de 2010

Rage Against The Machine -Bombtrack- Evening Session Live 1993

Esta es una canción que le compusieron a la Organizacion Revolucionaria Sendero Luminoso y a su lider, capturado un año antes por los servicios de inteligencia del Perú, Abimael Guzmán Reynoso, alias "Presidente Gonzalo".

miércoles, 11 de agosto de 2010

Este sábado a las 15:30 cine en el Joaquín V. González (Ayacucho 632, 3º piso)

Este Sábado a las 15:30 continúa el cine en el Joaquín V. González, Ayacucho 632 (3ºpiso). Esta vez veremos una de las últimas películas de Luis Buñuel, "El discreto encanto de la burguesía". Es realmente dificil, intentar hacer una sinopsis razonable de una película que tiene como único denominador común de sus escenas a un grupo de hombres y mujeres de cierta posición social que intenta cumplir con los más modestos rituales de la vida contemporánea: por ejemplo, reunirse para cenar o tener sexo. Pero ven imposibilitado su deseo una y otra vez. El mundo se pone al revés y se parece a un sueño; imaginate que te juntaras a cagar con tus amigos, en inodoros oportunamente instalados alrededor de una mesa, y fueses a una especie de baño para comer... Una peli vitalmente surrealista, en una época en la que el surrealismo era ya una pieza de museo . El autor ha dicho:

"Realmente no habíamos pensado en la burguesía hasta que, la última noche del rodaje, decidimos encontrar un título. Se me había ocurrido «El encanto de la burguesía» pero Carrière me hizo notar que faltaba un adjetivo, y entre mil de ellos fue elegido «discreto». Nos parecía que, con este título la película adquiría otra forma y casi otro fondo. Se la miraba de forma distinta."


"No es una sátira y mucho menos feroz. Creo que es la película que he hecho con un espíritu de humor amable. Tampoco busqué que la gente lanzara carcajadas de principio a fin. Me molestó mucho que en la publicidad dijeran: «¡Se ríe uno como loco!» y se mostrara una boca enorme pintada sobre unas piernas y bajo un sombrero hongo. Yo hubiera fusilado al publicista."

A partir del sábado 21 comienza el ciclo de Ciencia ficción y política.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Este sábado 15:30 cine gratis en el Joaquín V. González (Ayacucho 632)


Este Sábado 7 se reanudan las proyecciones abiertas y gratuitas en el Joaquín V. González (Ayacucho 632), es a partir de las 15:30, en el 3º piso. Esta vez se trata de "Real Fiction" de Kim Ki Duk, director que tal vez conozcas por pelis como "Primavera, verano, otoño y otra vez primavera" o "Hierro-3".

El sábado 14 el ciclo En sentido extramoral continua con "El discreto encanto de la burguesía" Luis Buñuel. Los esperamos!

domingo, 1 de agosto de 2010

de la enseñanza nómada

En La pizarra (2000), de la directora iraní Samira Makhmalbaf, la situación escolar aparece puesta en una perspectiva que la corre de la habitual enseñanza obligatoria, de los típicos problemas marginales, e incluso de la conocida experiencia de aquel alumno que recorre varios kilómetros para recibir algo más que otra clase en el aula. La película transcurre en la frontera con Irak. Allí una serie de maestros se adentra en el semidesierto iraní, junto con sus pizarrones a cuesta, a la búsqueda de alumnos, o mejor dicho, de quienes "quieran aprender a leer y escribir, o a multiplicar". Si alguien pensó alguna vez en qué tipo de estrategias educativas utilizar para entusiasmar al público que asiste de modo apático y sedentario, no sólo se sorprenderá por el esfuerzo que realizan estos heroicos docentes, yendo a buscar sus potenciales estudiantes en los lugares más recónditos de la región. Sino que también notará con sorpresa que la situación del aula se vuelve dinámica, borrándose todo tipo de frontera temporo-espacial: "ya que puede ser acá, en este momento que tu utilizas para descansar"; "o puede ser allá, cuando tu necesites una ayuda en tu recorrido". Porque estos intrépidos maestros, además de encontrarse con pueblitos perdidos en el medio de la nada, donde la comida y el agua son algo más que valioso por su escasez, también deben enfrentarse con pequeños grupos nómades. Y no estamos hablando de ningún devenir del nomadismo, sino simplemente de agrupaciones de niños en hilera, con pesadas cargas que cruzan de un lado a otro de contrabando; o movimientos migratorios que no recuerdan muy bien cómo llegar a su patria natal.
Y si por otra parte, de todos modos sí se quisiera hablar del devenir nómada, obviamente no lo veríamos en las asentadas circulaciones que van de un punto al otro, en los ciclos que comienzan aquí o terminan allá. Ya que la escuela que casi conocemos absolutamente, con todo su bajage curricular, termina fugándose completamente en la hora y pico de esta película: la enseñanza sí se vuelve nómada, tiene que ir al ras del territorio, hacerse a la par con él y encontrar la fisura necesaria por dónde entrar (en esos grupos que vienen y que van), llegando al paroxismo de que incluso una situación de sexo bien puede ser utilizada como el mejor recurso para captar a regañadientes un alumno siquiera. Como se imaginarán, la enseñanza no sale para nada favorecida, al menos desde una primera apreciación.
Tal vez una suerte de problemáticas podrían discutirse si en alguna oportunidad la miramos e intercambiamos algunas opiniones al respecto. Sobre todo cuando sentimos la imperante necesidad de compartir algo, más allá de los inconvenientes, y el medio nos hace parecer como unos perdidos en el medio de la nada.


¿Bailar es sólo “soñar con los pies”? La polémica relación entre danza y política


Por Laura Lifschitz

Como toda expresión artística, también la danza está relacionada con la esfera de lo social. Sin embargo, todavía hay quienes niegan este hecho y siguen considerándola como mera forma, como entretenimiento cultural.
En julio de 1917, en plena efervescencia de la Primera Guerra Mundial, desembarcó en la Argentina Isadora Duncan. Esta bailarina, que había instaurado una ruptura respecto del ballet al presentarse descalza y con sus despojadas túnicas, sumergida en la vorágine de un night club porteño, no dudó en bailar, para sorpresa de su improvisado auditorio, el Himno Nacional Argentino. Hoy parecería un arrebato sin importancia. Pero aun sin pretenderlo, y dado el revuelo que su representación causó, había intervenido de un modo político.A partir de allí, y no necesariamente gracias a las ocurrencias de la Duncan (ver foto), comenzó a gestarse una idea de danza que, lejos de los patrones de la Academia, pudiera pensarse como emergente de las condiciones de existencia de la sociedad moderna. Aunque en la danza clásica ya se presentaban argumentos en los que era retratada la conformación social, ahora se intentaba explicar la propia condición social de los bailarines, y por ende, su subjetividad. Bailaban personas. Desaparecía el homogéneo cuerpo de baile.La coyuntura histórica parecía marcarse a fuego en los modos en que los cuerpos se desenvolvían en escena, alejados de esteticismos. Este fenómeno llegó al país. Si bien la estadounidense Miriam Wislow es considerada la pionera de la danza moderna en la Argentina, la injerencia de los artistas europeos fue fundamental a partir de la década de 1930. En ese momento comienza a registrarse el arribo de bailarines que huían, en un primer momento, de la pobreza del período de entreguerras, y luego de los desastres del nazismo. Algunos de ellos llegaron como resultado de giras interminables a la espera de que el horror acabara, como Clotilde y Alexandre Sajarov. Otros se establecieron definitivamente en el país, como Renate Schottelius y Otto Werberg. En 1940, la visita del alemán Kurt Joos tuvo un fuerte impacto local con su propuesta de danza conceptual. Joos llegó para demostrar los resultados de un movimiento expresivo, producto de la necesidad de cambio de la sociedad alemana de entreguerras. En el momento en que Guy Débord inauguraba el situacionismo en 1957, y daba luego a conocer su tesis acerca de la “sociedad del espectáculo”, como la reducción generalizada del ciudadano al mero status de espectador de la realidad –así como el trabajador es un alienado al no participar del producto de su fuerza de trabajo–, en la Argentina comenzaban las primeras compañías de danza independientes, como el Septeto de Danza, en las que no había cuerpos de baile homogéneos, primeras figuras ni directores tiranos.Ana María Stekelman fue directora del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín entre 1977 y 1981. En una entrevista a la periodista Laura Falcoff, la coreógrafa dio detalles del contexto de aquellos tiempos: “El San Martín era una especie de isla. Nos ejercitábamos en lograr que nuestras inquietudes aparecieran a través de metáforas. Incluso había gente que encontraba en las obras significados que no nos proponíamos expresar, al menos conscientemente.” A partir del holocausto local, la danza argentina también tuvo que comenzar a renacer de sus cenizas. Hasta aquí, esta pequeña línea de tiempo da cuenta de un proceso histórico en que el modo de narrar el cuerpo adquiere importancia política. Y hasta hoy, la fuerza de un sistema social por fuera de la pura estética se hace sentir. Gabily Anadón, directora del programa de “danza y políticas” del Centro Cultural de la Cooperación, es quien más expuesta está ante este tema. En entrevista concedida a Tiempo Argentino, esta coreógrafa asegura que “la danza no se piensa como un canal posibilitador de pensamiento, y de pensamiento político mucho menos. Todavía hay una mirada puesta al servicio del entretenimiento, de la forma. Y esto ocurre en un nivel interno, el espectador no hace más que reflejarse en nosotros. Es que hay mucho miedo de no ser aceptado, de no ser oficial. En la actualidad, todavía hay una problemática respecto de lo restringido de lo expresivo. Vivimos en una sociedad disciplinaria, no pertenecer resulta un castigo.”Al parecer, las prácticas dancísticas se ven profundamente afectadas por la condición de existencia de los mismos bailarines. Y eso sucede en tanto se trata de un arte cuya manifestación más tajante es el uso de un cuerpo. La coreografía así se convierte en una metáfora, desde la cual incluso los bailarines confían su práctica política. En este sentido, la teoría política de Thomas Hobbes cobra sustento aquí: el hombre es un cuerpo que se comporta del mismo modo que cualquier otro cuerpo-máquina que lucha por subsistir y en él, el pensamiento no puede considerarse una sustancia separada del cuerpo. Susana Tambutti, fundadora del grupo Nucleodanza, directora del Instituto de Investigación del Departamento de Artes del Movimiento (IUNA) y docente de la UBA, explicó a este diario que “en la historia de la danza hubo una tendencia a pensar la relación con la política en términos contenidistas, asociado a los temas de las obras. La danza se mantiene en una nube en donde la idea apolítica es, quién sabe, una idea política.”En la actualidad, hay quienes todavía creen que la ambición por expresar la condición humana (histórica o no) resta importancia al componente estético de la danza. Cada vez más el proceso de construcción teórica y filosófica de una coreografía parece opacar el hecho de ver bailar, según algunos críticos. Para otros, como el joven y prolífico coreógrafo Luis Garay –creador de Mein Liebster, Maneries y Ouroboro− resulta una falacia pretender dictaminar que “los conceptuales se olvidaron de la danza” o que “los que sólo bailan cierran los ojos. Sabemos que por encima de cualquiera de nuestras estéticas estamos haciendo política, que recuperar el tiempo es hacer política, que buscar una forma de expresión propia en un mundo que pretende masificarte en un cuerpo de baile es hacer política.” Quizá por ello la danza conceptual argentina se encuentra hoy en un proceso que la acerca cada vez más a la performance, entendida como un fenómeno de ruptura de barreras estéticas y basada en la idea del “aquí y ahora” en contraposición a la obra como producto terminado que puede repetirse al infinito. De todos modos, “se trata sólo de una tendencia dentro del concepto de arte moderno, pero no dentro de la danza contemporánea. Lo que define el momento actual es la inexistencia de alguien que se erija como autoridad”, afirma Tambutti. Pero agrega: “Una lectura política no debería ser ni por el contenido de la obra, ni por la inscripción en una institución o una comunidad. El radicalismo de una propuesta tiene que ver con cómo impacta en el medio, en lo que se está haciendo y en la mente de los otros. Un elemento que ingresa a alterar el campo artístico.” En los últimos meses, el área de artes del movimiento del Instituto Universitario Nacional de Arte convocó a las teóricas Christine Greiner y Bojana Cvejic por sus investigaciones acerca de la construcción de la identidad a través de la danza y de los procesos de autorreflexión de la misma en sintonía con fenómenos por fuera de lo estético. En septiembre, el festival de danza independiente CoCoA promete una serie de charlas sobre la construcción de intersubjetividades, los nuevos dispositivos coreográficos en función de la interacción social y la danza comunitaria. El debate hace tiempo está instalado y su conocimiento se hace cada vez más público. Puede que este sea el principio para una mayor comprensión de la danza como un emergente social.

Crítica de la razón teorética

Mientras volvemos en la cabina de la camioneta pienso de qué se trata eso que nos une, más allá del frío, la proximidad geográfica y algunas aficiones compartidas. S. empieza a cantar uno de esos temas que reserva para cerrar el telón de su noche, creo que son un refugio, los canta de principio a fin, como si estuviese solo. Hay algo generoso, un poco idealizado y confuso, en lo que nos hace creer en la sinceridad de los ojos que se encienden y se apagan de espaldas al viento de la avenida.

Entonces pienso en la situación y en alguna manera de entenderla, pero a la vez no quiero entender, yo también soy de los que repugnan de los sentidos tranquilizadores, aunque eso cueste la mudez o la música. Las teorías que vienen con manual de acción son ya siempre una estupidez mortífera. O será lo nuestro: ¿Estrechez de miras? ¿Fetichismo de la interioridad? ¿Condervadurismo anarcocapitalista? ¿Estetización de la singularidad? No sé.

Entonces vuelvo a lo mismo: ¿qué nos hace comunes y al mismo tiempo tan distintos? ¿Qué nos hace creer que hay un ambiente compartido en el trascurso de la noche?. Me pongo charlatán conmigo mismo, para no aburrir a los otros, y pienso en que seguramente es algo que no es un enunciado, pero que, sin embargo, ninguno, ante un apuro mayor, nos negaríamos a darle contenido de verdad. A veces creo que para decir esa verdad haríamos a la manera de los cínicos, señalaríamos alguna situación e indicaríamos la forma general de conducta que seguiríamos. Un escepticismo práctico nos negaría la posibilidad de acceder a la altura del universal.

Esta actitud es algo que se nos escapa, nos criamos como descreídos, en la sospecha de estar siendo engañados. Las teorías más encantadoras y vanguardistas parecen ofrecen una credencial temporal, un paraguas bajo la lluvia… ¿La condición? Poner en funcionamiento sus esquemas preceptúales, cierta forma de ser y pensarse, alguna dicotomía que suene bien y sea tan global como para aplicar a cualquier cosa: lo liso y lo estriado, lo múltiple y lo uno, lo auténtico y lo que no, lo abierto o el espectáculo. A veces, al final de este camino de sospechas y purificaciones (se me dirá que en el peor de los casos) se esconde el centro estático de la emancipación imaginaria, la credencial del salvado, de los que encontraron un camino que hay que difundir incluso a las paredes.

Claro, pienso que el problema, como dicen todos los que andan, será siempre alguna forma de decir “luchar”, "crear" y “no venderse”, pero no sabemos qué es eso, es como el “conócete a ti mismo”. ¿Qué significa? La modulación específica de todo axioma ético que no sea una ley universal supone el juego de la lucha por darle su sentido. Acá pienso, como ejemplo, en una característica propia de la civilización occidental fascinada por el conocimiento teorético: el llamado intelectualismo socrático. Durante mucho tiempo creí que Sócrates era un ingenuo, o un idiota peligroso si era cierto lo que decía: aquel que conoce el bien no puede cometerlo, porque en cualquier caso no puede desear su mal, es antinatura, y, aún equivocado, cree estar haciendo un bien, al menos a sí mismo. Pero, parece que para buena parte de los oyentes de Sócrates, lo central de la idea no residía, al menos no exclusivamente, del contenido, persuasivo o no del enunciado, que pudiera tener esa palabra. Por el contrario, hay que conocerse a sí mismo como un paso para hacer algo consigo mismo, una apuesta que precisamente intente disolver la dicotomía entre la dimensión intelectual y la práctica. ¿Para qué? Para fundirla en un ejercicio constante en cierto ethos, en una determinada forma de vida que las haga inescindibles. Pero esto solo se logra viviendo y poniendo siempre a prueba , y arriesgando, en cada acción y en cada experiencia, el propio modo de ser.

Encontrarse con, estos planteos, que son los del final de la vida de Foucault, nos hace sentir un poco decepcionados, la huida a lo antigua frente a la omnipotencia de los dispositivos. El cuidado de sí como práctica de la libertad parece un blando “volver al sujeto”, algo para ser juzgado con compasión y prudencia; es una zona que preferimos olvidar bajo la mirada biopolitizante que nos hace sentir actualizados.. No obstante, no es un discurso que suene extranjero, si alguien nos pregunta, tal vez se lo tiremos por la cara ¿Pero solo como palabras? ¿Por qué hacen falta de golpe siempre tantas palabras para decir? ¿Y ante quién las decimos? ¿Y qué tan importantes son? ¿En qué casos estamos dispuestas a defenderlas con el cuerpo?

Todo suena muy bien (o muy mal) y a veces nos cansa. Finalmente, la intensidad de la experiencia y la posibilidad de hacerla y pensarla de cierta manera es la única constancia que podemos ofrecer; eso sí, aunque a veces no sepamos con claridad qué es, y seamos presas del balbuceo o el zarpazo irreflexivo, eso no impide que salgamos de la la urgencia de hacer lo común, defenderlo y hacernos entender . Es probable que encontremos algo (que se dice de muchas maneras).

De nuevo suena solamente bien o mal? resuena algo?